Y Acab dijo a Elías: ¿Me has encontrado, enemigo mío? La implicación era que Elías siempre se esforzaba por oponerse al rey y frustrar sus propósitos. Y él, con toda la franca valentía del mensajero de Dios, respondió: Te he encontrado, porque te has vendido para hacer lo malo ante los ojos del Señor. Acab se había abandonado tanto a la maldad que se había convertido en su esclavo.

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