¿Me has encontrado, enemigo mío? - El grito es en parte de consternación, en parte de excusa. Acab, al no tener una palabra de defensa que pronunciar, se esfuerza por atribuir la reprimenda y condenación de Elías a simple enemistad, tanto como en 1 Reyes 18:17 grita: "¿Eres tú el que turba a Israel?" La respuesta aplastante es que el profeta no vino porque fuera un enemigo, sino porque Acab se había “vendido a sí mismo” - se había convertido en un esclavo en lugar de un rey - bajo la lujuria del deseo y la tentación de Jezabel.

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