Y le hablarás, diciendo: Así ha dicho Jehová: ¿Has matado y también has tomado posesión? La pregunta no se planteó para provocar una confesión de culpabilidad, sino para acusar al rey directamente de asesinato y robo. Probablemente había tratado de calmar su conciencia con la excusa de que la corona se había apoderado de la propiedad de un blasfemo que había sufrido la pena de muerte. Y le hablarás, diciendo: Así ha dicho Jehová: En el lugar donde los perros lamieron la sangre de Nabot, los perros lamerán tu sangre, la tuya. La suya iba a ser una muerte vergonzosa similar, la de un criminal.

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