¿Empecé entonces a preguntarle a Dios por él? Ese día no había sido la primera vez que había obtenido la respuesta divina para David, porque eso había ocurrido con frecuencia antes. Esté lejos de mí, es decir, cualquier conspiración o traición contra el rey; que el rey no impute nada a su siervo ni a toda la casa de mi padre, no fueron culpables de ninguna maldad; pues tu siervo no sabía nada de todo esto, menos o más, desconocía absolutamente cualquier conspiración contra el rey y no había sido culpable de ningún acto de traición.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad