Y él dijo: Por esta época, según el tiempo de la vida, en el curso natural de los acontecimientos, abrazarás a un hijo. Y ella, casi abrumada por la perspectiva que excedía sus más entrañables esperanzas, dijo: No, señor mío, hombre de Dios, no mientas a tu sierva. Temía la decepción tras las esperanzas incumplidas.

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