Entonces Joab vino al rey y le informó; y cuando David llamó a Absalón, se acercó al rey y se postró rostro en tierra ante el rey, como muestra del homenaje habitual que se rinde al soberano, pero no como señal de arrepentimiento; y el rey besó a Absalón. Así que el asunto se arregló, con la sinceridad suficiente por parte de David, pero sin este espíritu por parte de Absalón.

Incluso los creyentes descubren que está totalmente en contra de su naturaleza pecaminosa perdonar y olvidar cualquier daño que se haya hecho. Pero el temor de Dios vencerá gradualmente el mal con el bien, vencerá el odio y la venganza, y se reconciliará con la persona que hizo el mal.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad