ni debiste haberte parado en la encrucijada, en la encrucijada, donde todo el mundo estaba obligado a pasar, para cortar a los que escaparon, para matarlos o para entregarlos a los enemigos; ni debiste haber entregado a los suyos que quedaron en el día de la angustia. Como hermano de Israel, Edom tenía el deber de estar a su lado, y este deber no lo había cumplido.

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