Ni debiste pararte en la encrucijada, para cortar a los suyos que escaparon; ni debiste entregar los suyos que quedaron en el día de la angustia.

Se paró en la encrucijada, para cortar los de él (de Judá).

Eso se escapó. Los judíos, naturalmente, huyeron por los cruces (Maurer traduce, 'pasos estrechos de montaña') bien conocidos por ellos, para escapar al desierto, ya través de Edom a Egipto; pero los edomitas estaban listos para interceptar a los fugitivos y matarlos o 'entregarlos' al enemigo.

Tampoco deberías haber entregado - o 'callado', es decir, interceptar, prevenir el escape de, para entregarlos. Así Edom, de las miradas maliciosas, pasó a las palabras maliciosas, y de las palabras a los hechos: hechos de codicia, despojo y asesinato.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad