Pero habéis llevado el tabernáculo de vuestro Moloc, el dios de la guerra de los moabitas y amonitas, y. Chiun, una estrella-divinidad, tus imágenes, la estrella de tu dios, que te hiciste a ti mismo. Incluso en el desierto los hijos de Israel, como también lo muestra Ezequiel, no desecharon del todo su idolatría, sino que llevaron consigo sus imágenes de ídolos y así provocaron al Señor,

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