Dime, oh Tú a quien ama mi alma, dónde apacientas, apacentando sus ovejas, dónde haces descansar tu rebaño al mediodía, dándose a las ovejas la oportunidad de descansar durante el calor del día; porque ¿por qué he de ser yo como el que se aparta de los rebaños de tus compañeros? alejándose de su presencia en desolación, para ser deshonrado. La respuesta del Rey a esta pregunta se da inmediatamente:

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