Después de esto vi, y, he aquí, otro, un tercer animal que aparecía en escena algo más tarde en la historia, como un leopardo, que tenía en el dorso cuatro alas de ave, lo que le permitía moverse con gran rapidez; la bestia también tenía cuatro cabezas, lo que indica que su autoridad se dividiría entre cuatro soberanos; y le fue dado dominio, gran autoridad y poder en el mundo.

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