Después de esto miré, y he aquí otro, semejante a un leopardo, que tenía en la espalda cuatro alas de ave; la bestia tenía también cuatro cabezas; y se le dio dominio.

Miré, y he aquí otro, como un leopardo, más pequeño que el león; rápido, cruel, lo contrario de manso, saltando repentinamente de su escondite sobre su presa, manchado.

Entonces Alejandro, un pequeño rey de un pequeño reino, Macedonia, atacó a Darío a la cabeza del vasto imperio que se extendía desde el mar Egeo hasta las Indias. En doce años subyugó parte de Europa, y toda Asia desde Ilírico y el Adriático hasta el Ganges, no tanto peleando como venciendo (Jerónimo). Por lo tanto, mientras que Babilonia se representa con dos alas, Macedonia tiene cuatro, así de rápidas fueron sus conquistas. Los diversos puntos denotan las diversas naciones incorporadas a su imperio (Bochart): o las propias variaciones de carácter de Alejandro, en un momento leve, en otro cruel; ora templado, ora borracho y licencioso.

Cuatro cabezas, explicado;, "el macho cabrío... cuando era fuerte, el gran cuerno se quebró; y de él salieron cuatro notables hacia los cuatro vientos del cielo... Ahora que se quebró, mientras que cuatro lo defendieron, cuatro reinos se levantarán de la nación ", a saber, los cuatro reinos de los Diadochi, o sucesores, en los que se dividió el imperio macedonio a la muerte de Alejandro, a saber, Macedonia y Grecia bajo Casandro, Tracia y Bitinia bajo Lysimachus, Egipto bajo Ptolomeo, y Siria bajo Seleuco.

Y el dominio le fue dado, por Dios; no por el propio poder de Alejandro. Pues qué improbable era que 30.000 hombres derrocaran a varios cientos de miles. Josefo ('Antigüedades', 11: 6) dice que Alejandro adoraba al sumo sacerdote de Jerusalén, diciendo que él, en Dium en Macedonia, había visto una visión de Dios tan habitado, invitándolo a ir a Asia, y prometiéndole éxito.

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