Y después de sesenta y dos semanas será quitado el Mesías, es decir, en el momento de la gran negación, una de las señales que preceden al fin del mundo, pero no para Él mismo, literalmente, "y no es para Él nadie", que es decir, por el momento parece que no hay ayuda; y el pueblo del príncipe que vendrá, un poderoso oponente, el Anticristo, destruirá la ciudad y el Santuario, de modo que todo, aparentemente, se perderá antes de su ataque; y su final será con un diluvio, de modo que el príncipe atacante mismo perezca al final, por un juicio divino, y hasta el final de la guerra se determinarán las desolaciones, o, "hasta el final habrá guerra", hasta el fin de este mundo.

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