Y además, por estos, por los proverbios y máximas de la sabiduría, hijo mío, sé amonestado, Salomón aquí hablando con afecto paternal. Hacer muchos libros no tiene fin, el número de libros inútiles e incluso peligrosos ha aumentado hasta tal punto que los convierte en una amenaza absoluta; y mucho estudio es un cansancio de la carne, la lectura sin rumbo, particularmente de libros dañinos, debilita la mente y el cuerpo.

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