Y además, debido a que el Predicador era sabio y hablaba sobre la base de la experiencia de muchos años, con la sabiduría que le había sido dada desde lo alto, todavía enseñaba conocimiento a la gente, impartiéndolo oralmente cada vez que se presentaba la oportunidad; sí, prestó buena atención, consideró, pesó, marcó cuidadosamente y buscó y ordenó, después de tan cuidadosa meditación y reflexión, muchos proverbios, que fueron transmitidos por escrito para servir a un círculo más amplio.

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