¿Quién conoce el espíritu del hombre que sube y el espíritu de la bestia que desciende a la tierra? ¿Cómo podemos esperar que la persona común, sin la iluminación de la Palabra, distinga entre la muerte de un ser humano y la de un animal? Porque ciertamente parece que no hay diferencia, la muerte sobreviene tan pronto como deja de respirar.

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