Porque ¿quién sabe lo que es bueno para el hombre en esta vida, todos los días de su vana vida que pasa como una sombra? ¿Cómo puede un simple ser humano, él mismo sujeto a cambios y decadencia, decidir qué condición especial de fortuna será más beneficiosa para él? Porque, ¿quién puede decirle a un hombre lo que sucederá después de él bajo el sol? El futuro de la existencia y la fortuna de cada persona no está en sus propias manos, sino bajo la dirección de Dios, a quien todos los creyentes se confiarán, por tanto, con todo lo que tienen, con la confianza de un niño.

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