Porque el hombre tampoco conoce su tiempo, no sabe cuándo le sobrevendrá la muerte ni la hora en que se espera de él algún trabajo especial; como los peces que son capturados en una red maligna, su destino repentinamente los alcanza, y como los pájaros que son atrapados en la trampa, completamente desprevenidos; así son los hijos de los hombres, todos los mortales débiles y pecadores, atrapados en un tiempo malo, cuando cae repentinamente sobre ellos, siendo el punto de comparación la inesperada rapidez de la captura.

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