Y sobre sus cuernos hará Aarón expiación una vez al año con la sangre de la expiación por el pecado; una vez en el año hará expiación sobre él por vuestras generaciones, es decir, en el gran Día de la Expiación; es santísimo para el Señor. El altar del incienso tenía así un doble propósito: se usaba diariamente para la ofrenda del incienso, la sustancia aromática cuyo olor era agradable al Señor, ya que significaba la oración de los santos; y sirvió en el gran Día de la Expiación para la dedicación de la sangre de la expiación, antes de que el sumo sacerdote entrara en el Lugar Santísimo. Los cristianos también dejamos que nuestras oraciones se eleven al Señor como incienso, es decir, en el nombre de Jesucristo el Salvador, sabiendo que agradan al Señor por Su causa.

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