Y sucedió que en el camino, en la posada, el Señor lo encontró y procuró matarlo. En el lugar donde Moisés y su familia acamparon durante la noche durante el viaje, el Señor amenazó con quitarle la vida a causa de una enfermedad repentina, porque se había olvidado de circuncidar a su segundo hijo, Eliezer. La circuncisión era el signo del pacto entre Dios y su pueblo, y no podía omitirse sin graves consecuencias.

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