Porque así ha dicho Jehová el Señor: Cuanto más cuando envíe mis cuatro dolores de cabeza sobre Jerusalén, los cuatro principales flagelos de su ira, la espada y el hambre, la bestia maligna y la pestilencia, para cortar de ella al hombre y bestia? El pueblo de Dios era como el siervo que conocía la voluntad de su Señor y aún persistía en ir en contra de ella; por lo que fue castigado con más azotes que otros, utilizándose los cuatro azotes a la vez en este caso.

"La guerra trae hambre a las ciudades, cadáveres afuera, que atraen a las bestias; y de todas ellas sigue la pestilencia". Nota: Si Noé, Daniel y Job, conocidos por la piedad de sus vidas, no pudieron librar la tierra cuando merecían pero un juicio, ¡cuánto más cuando los cuatro juicios combinados se imponen justamente sobre la tierra por su pecado!

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