Y no se acostarán con los poderosos que han caído de los incircuncisos, ni siquiera se les otorgará el honor que disfrutaron las otras naciones impías, que han descendido al infierno con sus armas de guerra, siendo el entierro con armas uno de los caminos en qué soldados caídos en batalla fueron distinguidos, y han puesto sus espadas bajo sus cabezas, los sobrevivientes honrando a sus héroes de esta manera; pero su iniquidad estará sobre sus huesos, es decir, al verse obligados a soportar las consecuencias de su culpa, aunque fueron el terror de los valientes en la tierra de los vivientes, de modo que incluso aquellos que sobresalieron en virtud de su fiereza no fueron excluidos del castigo del Señor, porque todos los logros y excelencias humanas no pueden redimir de Su ira.

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