Estáis sobre vuestra espada, dependiendo de la aplicación enérgica de lo que deseaban, obráis abominación, cometiendo crímenes viles sin una muestra de consideración por la voluntad de Dios, y contamináis cada uno a la esposa de su prójimo, prevaleciendo inusualmente los pecados contra el Sexto Mandamiento. En ese tiempo; y poseeréis la tierra? La pregunta retórica pone un doble énfasis en el horror del Señor por sus transgresiones y la demanda de Su santidad para el debido castigo de los transgresores.

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