y dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla, y árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y así fue. Habiendo emergido la tierra seca de las aguas, ahora era posible, por mandato de Dios, que la tierra se vistiera de vegetación, de hierba verde y tierna, de plantitas que den semillas y de árboles de todo tipo que den fruto. Así como el Señor le dio a la tierra el poder de producir plantas, así colocó en las plantas el poder de propagar su especie mediante la producción de semillas y frutos.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad