para que me dé la cueva de Macpela que tiene, que está al final de su campo; por tanto dinero como valga, me lo dará por posesión de un lugar de enterramiento entre ustedes. Abraham continuó dirigiendo sus asuntos con toda circunspección y cortesía, rogando a los hombres presentes que intercedieran por él ante Ephron, un hombre de cierta importancia en la comunidad, si eso estaba de acuerdo con sus ideas.

Porque Efrón era el dueño de un terreno que contenía una cueva conocida como Macpela, que Abraham pensó que se adaptaría muy bien a sus propósitos. Por plata completa quería comprarlo, es decir, quería pagar lo que valía la tierra, ya que tenía la intención de usarlo como un lugar de entierro perpetuo para su familia. A los creyentes siempre les irá bien si no se imponen obligaciones para con los incrédulos, ya que el resultado a menudo puede reaccionar sobre su cristianismo.

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