Y si la mujer no quiere seguirte, quedarás libre de este mi juramento; pero no vuelvas a traer a mi hijo allá. Esto fue para tranquilizar al tímido sirviente. Si los creyentes, en el nombre de Dios, emprenden un asunto que agrada a Dios, entonces pueden y deben confiar en la ayuda y bendición del Señor.

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