Entonces Jacob le dio a Esaú pan y un guisado de lentejas; y él comió y bebió, se levantó y se fue; así despreció Esaú su primogenitura. Así que no fue un mero capricho momentáneo de Esaú, ya que su desprecio por su primogenitura continuó incluso después de haber comido y bebido hasta saciarse y recuperado su estado de ánimo normal. Así, Jacob se llenó de una santa seriedad con respecto a los privilegios de la primogenitura, dándose cuenta de cuánto dependía de ello en la familia de Abraham, mientras que Esaú consideraba todo el asunto como una broma y actuaba en consecuencia.

Jacob es un tipo y ejemplo de aquellos que buscan el reino de Dios y Su justicia primero, mientras que Esaú representa a aquellos que renuncian a las bendiciones eternas por el bien de la ganancia y el disfrute temporal.

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