Y miró, y he aquí un pozo en el campo, y he aquí tres rebaños de ovejas acostados junto a él; porque de ese pozo dieron de beber a sus rebaños; y una gran piedra estaba sobre la boca del pozo. Sabiendo que debía estar cerca de su destino, Jacob tomó nota más cuidadosa de lo que lo rodeaba y vio este pozo, o cisterna, en el campo, con una gran piedra cubriendo su abertura.

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