Porque todas las riquezas que Dios ha quitado de nuestro padre, son nuestras y de nuestros hijos; ahora, pues, haz todo lo que Dios te ha dicho. Labán es un ejemplo de hombre codicioso, de corazón duro y tiránico, que solo tiene en mente su propia ventaja y no considera los derechos de nadie más. Es de personas de este tipo que los hombres piadosos y fieles se ven obligados a soportar mucho sufrimiento. Pero Dios vela por sus hijos y no permitirá que ningún daño los golpee sin su permiso.

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