Y cuando sus hermanos vieron que su padre lo amaba más que a todos sus hermanos, lo odiaron y no pudieron hablarle pacíficamente. Creían que la preferencia de Jacob por José indicaba que se le conferiría el derecho del primogénito. Como resultado, su envidia y odio crecieron hasta el punto de que ya no pudieron saludarlo con amabilidad ni hablar con él de manera franca y pacífica. La envidia muy a menudo se convierte en odio y resulta en múltiples pecados.

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