Y Jacob, su padre, les dijo: Me habéis privado de mis hijos: José no es, ni Simeón, y llevaréis a Benjamín; todas estas cosas están en mi contra. El renovado dolor por la desaparición de José, la aparente pérdida de Simeón y ahora la angustia por Benjamín hicieron que Jacob gritara amargamente que se estaba quedando sin hijos, que estaba perdiendo a sus hijos, uno tras otro.

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