ya que aquellos días eran, cuando uno llegaba a un montón de veinte medidas, un montón de gavillas que prometían un rendimiento de veinte fanegas o picotazos, había sólo diez; cuando uno vino a la prensa para sacar cincuenta vasijas de la prensa, pensando que la cosecha debería haber traído esa cantidad, sólo había veinte.

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