El buey conoce a su dueño y el asno el pesebre de su amo, los mismos brutos irreflexivos adquieren un cierto apego por su amo, de modo que no lo abandonan voluntariamente; pero Israel no sabe, no se da cuenta, mi pueblo no lo considera, no medita ni reflexiona sobre ello, continúa en la ignorancia deliberada de su Señor y Proveedor.

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