Y extenderá sus manos en medio de ellas, Moab, representando las fuerzas hostiles del mundo, tratando de salvarse a sí mismo con una lucha desesperada, como el que nada extiende sus bandas para nadar, en un esfuerzo inútil. Y él, Jehová, derribará su orgullo junto con el botín de sus manos, a pesar de todos los ingeniosos intentos de Moab de efectuar su propia liberación.

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