Pero allí el Señor glorioso será para nosotros un lugar de anchos ríos y arroyos, es decir, en virtud de la morada de Dios en medio de Su pueblo, la Iglesia sería como una gran ciudad, que es a la vez defendida y regada por ricos corrientes, el cual no andará galera de remos, ni por él barco, uno de los poderosos de vela barcos que se aventuraron en el poderoso océano, pasan por lo tanto, el propio Jehová siendo la defensa de su pueblo y protegerlos contra todos los enemigos.

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