Las carreteras están desoladas, los viajes se han interrumpido a causa de la desolación que sembraron los invasores, el caminante cesa, porque la vida de ningún viajero estaba a salvo en los caminos; él, el enemigo, ha roto el pacto, aceptando el rescate ofrecido, pero negándose a retirarse para cumplir sus estipulaciones, ha despreciado las ciudades, sus fuerzas superiores se burlan de su resistencia; no tiene en cuenta a nadie, sino que sacrifica vidas humanas sin el menor remordimiento.

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