Calculé hasta la mañana, componiéndose hasta el día siguiente, que, como un león, así rompería todos mis huesos, más bien, porque me estaba rompiendo los huesos, y sólo con dificultad pudo evitar la desesperación; desde el día hasta la noche me acabarás, parecía que no podía soportar la agonía hasta el anochecer.

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