Mi edad se fue, se rompió, se quitó, se dobló y se quitó de mí como la tienda de un pastor, que rápidamente se levanta y con la misma rapidez se desmonta; Corté, como un tejedor, mi vida, enrollándola como el artesano dobla la prenda terminada; Me cortará con enfermedad de angustia, como se corta el hilo que ató el telar a la viga del tejedor; desde el día hasta la noche me acabarás.

Mientras Ezequías, por así decirlo, estaba enrollando su vida, tal como la vivía, en la viga del tejedor, el Señor amenazó, con Su corte, interrumpir repentinamente su trabajo, y el progreso de la enfermedad fue tan rápido que parecía a punto de hacer su trabajo en un día.

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