También Ezequías había dicho, cuando Isaías le entregó la promesa del Señor: ¿Cuál es la señal de que subiré a la casa del Señor? Se le había dado la señal y se había producido su recuperación. Su oración había sido escuchada, por lo que su corazón se desbordó en una melodía agradecida al Dios de todos los buenos dones, un excelente ejemplo para los creyentes de todos los tiempos.

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