La hierba se seca, la flor se marchita, la repetición se hace con el fin de imprimir esta gran verdad en todas las mentes; pero la Palabra de nuestro Dios permanecerá para siempre, en medio de la muerte y la decadencia de este mundo, en medio incluso del gran cataclismo final que marcará el comienzo del fin de la tierra presente, la Palabra del Señor permanece sin cambio y modificación, por toda la eternidad. El profeta, por tanto, exhorta a Sion, la Iglesia del Señor, a dar a conocer esta Palabra con regocijo,

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