En lugar de la espina, símbolo del pecado y la miseria, vendrá el abeto, y en lugar de la zarza crecerá el mirto, siendo ambos árboles representativos de los mejores productos de la fe en las buenas obras; y será para el Señor por nombre, por señal eterna que no será cortada, monumento de gloria a Jehová que durará por la eternidad. Todos los pecadores en todo el mundo, que confían en la promesa del Señor en Su Palabra, encontrarán que estas promesas se cumplirán en su caso, siendo la salvación eterna y la glorificación a través de Su gracia.

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