Y pisotearé al pueblo en mi ira y los embriagaré en mi furor, siendo su ira y rabia consideradas las armas con las que había librado la guerra con tanto éxito, y derribaré su fuerza sobre la tierra. Es una descripción maravillosamente poética del último gran Juicio del Señor, el día de Su venganza. Cf. Isaías 34:8 ; Apocalipsis 19, 20.

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