Pero, o como consecuencia de esta triste situación, todos somos como cosa inmunda, como inmundicia de la lepra, y todas nuestras justicias, todas las obras que los hombres podrían considerar justas y loables, son como trapos de inmundicia, objetos repugnantes, una abominación. a su vista; y todos nos marchitamos como una hoja; y nuestras iniquidades, como el viento, nos han llevado, como hojas secas se amontonan para destrucción.

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