los sirios antes, porque como aliados de los asirios atacarían a Israel desde el este, y los filisteos por detrás, pues estos antiguos enemigos aprovecharon toda oportunidad para vengarse de Israel y Judá, Cf 2 Crónicas 28:16 ; y devorarán a Israel con la boca abierta, comiendo con la boca llena, saqueando la tierra casi hasta el punto de la destrucción.

Así, el Señor castiga el orgullo de los pecadores que no se arrepienten. Por todo esto, su ira no se apaga, sino que su mano aún está extendida. Las desgracias aquí descritas no fueron sino el comienzo de la gran destrucción que golpearía a toda la nación por su desobediencia, por lo que el Señor no retiraría Su mano disciplinaria.

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