¿Quién no te temerá, oh Rey de las naciones? Porque a ti te pertenece, solo a él pertenece propiamente, es decir, que es temible, respetado y reverenciado por todos los hombres, por cuanto entre todos los sabios de las naciones y en todos sus reinos. no hay nadie como tú. No importa dónde una persona busque un dios que pueda compararse con Jehová, la búsqueda será inútil: solo él es el que se convierte en objeto de adoración.

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