Por tanto, así dice el Señor, en una suave reprensión de su siervo: Si vuelves, volviéndote de su conducta de descontento con los caminos del Señor, que casi lo habían llevado al punto de dudar de la fidelidad de Dios, entonces te haré volver, y estarás delante de mí, para que él vuelva a ocupar la relación correcta con Jehová y acepte sus mandamientos en su boca; y si tomas lo precioso de lo vil, separándolos cuidadosamente, como hace un ensayador, y reteniendo sólo lo bueno, la referencia es a la necesidad de dejar que las virtudes de la paciencia y la confianza gobiernen todas sus acciones en lugar de la impaciencia y prisa, serás como mi boca, el instrumento a través del cual el Señor da a conocer su voluntad a los hombres.

Que vuelvan a ti, cediendo a sus súplicas y rogándole que interceda por ellos, pero no te vuelvas a ellos, siguiendo sus caminos profanos y haciéndose descarriar por ellos.

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