Oh montaña mía en el campo, Jerusalén, y especialmente Sion y el templo, entregaré tus bienes y todos tus tesoros al botín, en posesión de los enemigos, y tus lugares altos para el pecado, a causa de la maldad del pueblo, porque habían sido usados ​​para sacrificios idólatras, en todas tus fronteras.

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