Sube al Líbano, dice ahora el profeta al pueblo, personificado como la hija de Sion, y clama y alza tu voz en Basán, es decir, en los montes de Basán, en el país al oriente del Jordán, y clama desde el pasajes, más bien, "de Aba-rim", la cadena montañosa al este del Mar Muerto, a la que pertenecía Nebo, nombrando los tres puntos más altos, desde los cuales se podía ver todo el país; porque todos tus amantes han sido destruidos, es decir, todos los reyes de las naciones aliadas, de quienes Judá dependía para ayuda, junto con su pueblo, no solo Egipto, sino también los reinos más pequeños de Siria y del norte de Arabia. Todos estos fueron sometidos por Nabucodonosor y sus ejércitos.

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