Jeremías triunfa sobre los judíos y se burla de su presunción al pensar que estarían a salvo, aunque Dios estaba en contra de ellos. Luego muestra que fueron engañados prometiéndose impunidad; pero él les pide que suban al Monte Líbano y lloren en voz alta en el Monte Basán, para que sepan que no les ayudarán cuando llegue el juicio de Dios. Pero todo el verso es irónico; porque en vano llorarían y aullarían. De hecho, el Profeta los trató así, porque vio que eran totalmente irrevocables. No eran dignos de que les diera consejo o les advirtiera fielmente. Por lo tanto, irónicamente tenía la necesidad de burlarse de su locura al prometerles seguridad, mientras continuaban provocando la venganza de Dios contra ellos mismos.

Pero al mismo tiempo él acomoda lo que dice a sus intenciones; porque no hay duda de que alguna vez pusieron sus ojos en Egipto o en Asiria por cualquier ayuda que pudieran desear. Por lo tanto, dice: Asciende el Monte Líbano, y llora, y luego llora en el Monte Bashan, y llora por todas partes (porque a cada lado quiere decir todas las partes;) pero no ganarás nada, dice, porque consumidos son todos tus amantes (59) Aprendemos del final del verso que el Profeta dijo: Asciende y llora a modo de burla. Por amantes se refiere a los egipcios y los asirios, y otras naciones vecinas; porque los judíos, cuando temían cualquier peligro, solían huir hacia sus vecinos, y mientras tanto Dios era descuidado por ellos; y por esta razón fueron llamados amantes. Dios había abrazado a las personas como si fueran suyas, y por eso a menudo las llamaba su esposa, y habla aquí en el género femenino; y así la gente se compara con una esposa, y Dios asume el carácter de un esposo. Cuando, por lo tanto, la gente, de acuerdo con su voluntad y humor, deambulaba de un lado a otro, esta levedad se llamaba adulterio; porque la simplicidad de la fe es nuestra castidad espiritual; porque como una esposa que considera a su esposo solo, mantiene la fidelidad conyugal y la conducta casta, de modo que cuando continuamos uniéndonos solo a Dios, somos, en un sentido espiritual, castos como él requiere que seamos; pero cuando buscamos nuestra seguridad de este y aquel barrio, violamos la fidelidad que le debemos a Dios. Tan pronto, entonces, mientras proyectamos nuestros pensamientos aquí y allá, es actuar como una mujer que busca conexiones vagas e ilegales.

Ahora vemos la razón por la cual el Profeta compara a los egipcios y los asirios con los amantes, porque insinúa que el pueblo de Israel cometió de esta manera adulterio, como se ha dicho en otros lugares. Sigue, -

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