Y no mencionaréis más la carga del Señor, no habréis más de burlarse de esta expresión; porque la palabra de cada hombre será su carga, es decir, esta expresión, si se usa en un sentido tan burlón, se convertiría en una carga para tal escarnecedor, lo suficientemente pesada como para derribarlo al suelo; porque habéis pervertido las palabras del Dios viviente, del Señor de los ejércitos, nuestro Dios, cuya majestad aquí se declara enfáticamente, para dar más peso a su proclamación.

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